lunes, 8 de septiembre de 2008

Guía para la Convivencia en el Aula: Introducción I.

Foto editada por Bambo

"Querer hacer bien la tarea pero no poder o no saber hacerla es una sensación que se está dando repetidamente en nuestros centros escolares. Pero este síntoma no lo padecen sólo alumnos, sino también los propios profesores. La tarea se ha complicado en las últimas décadas para el profesorado, especialmente de Secundaria, que se queja de importantes dificultades a la hora de dar clase y de desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje. También hay una creciente sensación de falta de motivación hacia la escuela por parte de los alumnos, lo cual repercute tanto en su rendimiento académico como en su bienestar personal.

Los motivos son diversos y algunos querrían adjudicárselo al nuevo currículum, pero la realidad impera y nos muestra muchos condicionantes en la sociedad y en los propios centros como para interpretar los problemas partiendo de una única causa. El fracaso escolar de los alumnos es a la vez el fracaso de la propia institución, del equipo de profesores por el que transcurrió dicho alumno y de la sociedad en general. Hay que preguntarse, por tanto, ¿qué está ocurriendo en las aulas para que en todo el territorio español los profesores se quejen de la falta de motivación, interés, malas formas y agresividad que manifiesta un número significativo de alumnos.

Ante esta situación, un grupo de profesionales de la educación en activo se ha planteado lo que puede aportar la práctica docente para mejorar la calidad del clima de aula. En definitiva, este libro es un paso hacia adelante al plantear el problema de la "indisciplina en el aula", o lo que hemos denominado "disrupción", desde la propia práctica y justificándolo desde diferentes enfoques teóricos.

El esfuerzo ha sido grande, en la medida en que supone un intento de poner por escrito lo que hacemos con nuestros alumnos o lo que pueden hacer otros grupos de profesores. Todos los capítulos intentan aportar una visión positiva del tratamiento del conflicto en el aula desde la necesidad de revisar la práctica docente, además de llevar a cabo una serie de posibles actuaciones encaminadas a mejorar las relaciones en el aula y el interés y motivación, tanto del profesorado como del alumnado.

En varios capítulos se han introducido de forma intencionada una serie de instrumentos o indicadores que ayuden a concretar aquello que se argumenta. Creemos que estos cuestionarios, indicadores, fases a desarrollar, puntos sobre los que reflexionar, sugerencias, son una de las mejores aportaciones de este libro. El profesor puede comprender, a través de ellos, los aspectos claves que se están tratando, además de obtener instrumentos claros para analizar, intervenir o prevenir la problemática del aula. Todos los instrumentos han sido validados en la práctica docente o en cursos de formación y son reflejo, en muchos casos, de un largo proceso de elaboración.

Los capítulos abordan temáticas diferentes y han sido elaborados por distintos autores. El conjunto de todos ellos ofrece una panorámica general de los factores escolares que hay que tener en cuenta para realizar un análisis general de los factores escolares que hay que tener en cuenta para realizar un análisis amplio del problema. Se han quedado en el tintero muchos otros factores de especial relevancia, si bien nos han interesado destacar y trabajar aquellos aspectos de la propia escuela que todo claustro de profesores puede asumir como tema de debate y de intervención.

Este enfoque no impide, sino más bien al contrario, facilita la incorporación en el PEC del trabajo con las familias y con otros agentes sociales del entorno (educadores de calle, asistentes sociales, etc), puesto que es indudable que la escuela está inmersa en un contexto social al cual debe y tiene que acudir. Sin embargo, el profesor actual a menudo se encuentra solo ante los problemas de disciplina y por este motivo hemos comenzado por presentar estrategias y reflexiones muy cercanas a la tarea en el aula que pueden ser comprendidos e incorporadas con facilidad en la práctica docente.

Aunque la disrupción es percibida como tal a partir de primero de la ESO, mientras que en Primaria se percibe agresividad o malas relaciones entre compañeros y no tanto el desafío a la autoridad y a los modos de hacer de la escuela, hemos considerado oportuno incorporar el trabajo en Primaria como elemento preventivo y beneficioso para abordar tanto los problemas individuales de los alumnos como el trabajo de planificación y mejora de la metodología de aula, que sin duda repercutirá en la mejora del proceso de enseñanza y aprendizaje del conjunto del alumnado. Así, se incluyen en el capítulo 2, acerca de la motivación y la atención individualizada a alumnos con dificultades académicas, y el capítulo 3, en el que se desarrolla el trabajo desde el equipo de profesores que, tras la reflexión y el análisis, toma decisiones sobre el conjunto de factores que ellos mismos determinan como claves para la mejora de los procesos de aula. La importancia de una buena adaptación al medio escolar de los alumnos en Primaria e Infantil, añadida a un proceso de enseñanza-aprendizaje satisfactorio, se comprende desde su consideración como antídotos para posteriores fracasos en la Educación Secundaria Obligatoria. Por ello hay que valorar la importancia de trabajar desde muy pequeños el tema que nos preocupa.

Se ha tenido en cuenta al profesorado, especialmente al de Secundaria, que manifiesta un constante desasosiego e intranquilidad en el aula. Por una parte se plantean las posibles causas que lo originan, a qué aspectos de la profesión afectan y cómo entiende el conflicto dicho colectivo, y por otro lado planteamos qué pautas o reflexiones existen en la literatura y en la práctica docente que pueden aliviar y dar ideas a la hora de realizar la tarea de enseñanza-aprendizaje. También incorporamos procesos para dar cohesión y coherencia al grupo clase, junto con la participación en la toda de decisions por parte del alumnado, sugiriendo el trabajo de aula como acutación básica de intervención preventiva.

Otro tema que hemos intentado desmenuzar con cierto cuidado ha sido cómo mejorar la interacción alumno-profesor y cómo incluir en la práctica docente los elementos emocionales y las desatrezas necesarias para crear un clima socio-afectivo positivo en el aula. Las habilidades sociales sustentadas en un desarrollo emocional satisfactorio para todos son esenciales al trabajar la autoestima y la capacidad empática de los miembros de la clase. Estar a gusto, saber actuar con respeto hacia el otro, tener en cuenta al otro en su singularidad y considerar las emociones son elementos prioritarios para percibir a cada individuo del sistema escolar como "persona" y poder tener una relación intrepresonal en la que se valore, po encima de otros condicionantes, "la importancia de cada individuo".

FERNÁNDEZ GARCÍA, I (Coord.) (2007) INTRODUCCIÓN. En GUÍA PARA LA CONVIVENCIA EN EL AULA. Madrid: Wolters Kluwer. (Págs. 11 - 12).

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