lunes, 19 de mayo de 2008

Los Problemas de Convivencia en los Centros Educativos

Foto editada por dezeta

"La conflictividad en las aulas constituye un problema escolar y social de primera magnitud que ha suscitado en la última década abundantes estudios e investigaciones que tratan de conceptualizarla y abordarla desde una perspectiva multidisciplinar. Así, por ejemplo, las investigaciones pioneras de Olweus (1990) han dado lugar a profundizar en el origen de los problemas que impiden una convivencia pacífica y respetuosa con los derechos humanos en los centros escolares (p.e.: Ortega, 1990, 1992, 1995; Zabalza, 1998; Jares, 2001; Fernández, 1999; Torrego, 2000). Son también numerosos los estudios realizados por instituciones educativas como el INCIE, el Informe del Defensor del Pueblo, Comunidades Autónomas y organizaciones sindicales que han ofrecido datos alarmantes sobre la convivencia conflictiva en los centros. De todos ellos da cumplida cuenta informativa esta sistematizada, rigurosa y práctica obra de Ángel Calvo.

A lo largo del desarrollo de la Psicología de la conducta como disciplina explicativa de la naturaleza de las interacciones interpersonales, el comportamiento humano ha sido clasificado siguiendo numerosos criterios. En la década de los años 70 y 80, incluso mucho antes (Hollins, 1995) los problemas comportamentales se clasificaron como excesos o déficits según produjesen alteraciones o inhibiciones/carencias en la manera de relacionarse con los demás. Los comportamientos de excesos o alteraciones conductuales son patrones de una conducta activa con disrupción que altera las normas y los derechos de los demás. En esta categoría se engloban conductas como las que corresponden al estilo agresivo desde la perspectiva de la competencia social: violentar los derechos ajenos, molestias y burlas, amenazas, desprecio, robos, etc.

Los déficits conductuales son patrones de conducta inhibida y silenciosa que generalmente va acompañada de una evitación social, y, en numerosos casos, es una consecuencia de los comportamientos de acoso y victimización de quienes manifiestan patrones conductuales alterados. Ejemplos concretos de estos comportamientos inhibidos son la exclusión social, la inhibición en las actividades relacionales. El llamado estilo pasivo o no asertivo definiría su competencia social.

Esta anterior clasificación procedente del ámbito clínico de la psicología ha dado lugar en los últimos años a nuevas formulaciones de comportamientos lesivos con las normas básicas de convivencia. Las clasificaciones han sido numerosas cuando se refiere a la inadecuación para la convivencia. Así se han acuñado acepciones anglosajonas como BULLYING para hacer referencia a los comportamientos prolongados de rechazo social, intimidación, amenazas y/o agresividad física entre los propios alumnos que se convierten en víctimas de sus compañeros del centro escolar (Trianes, 2000). En este caso, tal y como señala Ortega (1998), se establecen relaciones de dominio-sumisión en las que determinados alumnos emplean prácticas abusivas para someter y controlar a los otros en una clara vulneración de los derechos humanos básicos del respeto y la tolerancia.

Otra denominación de corte semejante se ha acuñado con el término MOBBING, para hacer referencia al acoso psicológico entre compañeros de trabajo. En el ámbito escolar, probablemente desconozcamos los datos reales existentes al respecto por la insuficiencia de estudios al respecto. Sin embargo, constituye un problema importante que, en el caso de su existencia, contribuye al deterioro de la convivencia en el centro escolar."


VALLÉS ARÁNDIGA , A. (2003) "Prólogo". En CALVO RODRÍGUEZ, Á. C. "PROBLEMAS DE CONVIVENCIA EN LOS CENTROS EDUCATIVOS. ANÁLISIS E INTERVENCIÓN". Madrid: EOS. Fundamentos Psicopedagógicos. (Págs. 7 - 8).



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