domingo, 11 de mayo de 2008

Socialización e individuación

Foto editada por See-ming Lee ??? SML


"El término individuación hace referencia aquí a lo que comúnmente denominamos "desarrollo de la personalidad".

El desarrollo del comportamiento del ser humano parece implicar una contradicción y una condición dual: al mismo tiempo que este desarrollo implica la progresiva capacidad de vivir en sociedad, de establecer diversos lazos de conexión con los otros, de ser, en suma, cada vez, más "social", implica, también, la capacidad de ser una persona distinta y claramente separada y diferenciada de las otras, es decir, de ser, en el pleno sentido de la palabra, un "individuo".

Esta contradicción, sin embargo, lo es tan sólo en apariencia. Es verdad que se trata de procesos muy distintos que en ocasiones llegan a operar en oposición. Conseguir la individualidad muchas veces requiere un tipo de actividades muy distintas de las que caracterizan un comportamiento "socializado"; y viceversa, ser una persona "social" se logra muchas veces a costa de poner en un segundo plano los propios deseos y hábitos en deferencia de los demás.

No obstante, existen profundas conexiones entre la individuación y la socialización (Damon, 1988). Las dos actúan, frecuentemente, de forma paralela en el desarrollo y son, en realidad, las caras opuestas de una misma moneda, ya que cuanto más sabe uno acerca de sí mismo, más sabe también acerca de los otros y viceversa.

A través de la interacción social se obtiene información retroactiva no sólo de los demás, sino también de uno mismo: se aprende cómo relacionarse con otras personas de una forma eficaz, qué es lo que a ellas les gusta, en qué se parecen a uno y en qué no, qué les gusta de nosotros y qué nos gusta de ellas...

Esta complementariedad ya fue puesta de relieve por Baldwin (1902, pág. 23) cunado afirmaba que el niño sólo llega a conocerse a sí mismo como consecuencia de la interacción con los otros y que, de la misma forma, el conocimiento de los otros sólo se construye a través de la personalidad que el niño proyecta al exterior."

Aunque la posición de Baldwin es, ciertamente, extrema, sí es verdad que la individuación y la socialización - la tensión entre la necesidad de convertirse en un individuo diferenciado y de mantener relaciones sociales -son, en realidad, procesos complementarios, que cumplen la función de permitir un adecuado desarrollo social y una óptima adaptación del individuo a su medio.

Una adaptación adecuada implica ser capaz de establecer relaciones con los demás, al mismo tiempo que nos damos cuenta de lo que nos distingue de ellos. En este sentido, la individuación sería algo así como conseguir un lugar propio en el orden social.

Wilson (1975, págs. 395 - 398) llega incluso a sugerir que esta complementariedad de ambos procesos es uno de los hechos responsables de la supremacía evolutiva de nuestra especie en la escala filogenética: la socialización humana es, precisamente, el conjunto de mecanismos que hace posible la personalización de la vida social y la mejora de la eficacia biológica ("fitness") individual en una sociedad, sin que los individuos pierden su propia identidad.

De hecho, la progresiva tendencia de evolución social en las especies -en el sentido de un incremento en la eficacia de las mismas- podría medirse a través de la proporción de la propia individualidad que se mantiene en el seno de sociedades altamente organizadas."


BRAZA LLORET, P. (1993) "El aprendizaje de la socialización en el niño: aspectos evolutivos". En NAVARRO GUZMAN, J.I. (1993) APRENDIZAJE Y MEMORIA HUMANA. ASPECTOS BÁSICOS Y EVOLUTIVOS". Madrid: Mc Graw-Hill. (Págs. 617 - 651).

No hay comentarios: