lunes, 25 de febrero de 2008

Competencia social II

"Las relaciones con iguales suponen una tarea evolutiva básica en la infancia, desde el momento en que el niño desarrolla una locomoción independiente y puede comunicarse con todas las personas que están en el ámbito de su acción. Estas relaciones son críticas cuando entran en la escuela infantil, pero deben construirse desde antes. Promover el logro de habilidades socioemocionales más complejas y sofisticadas en las relaciones con iguales es un objetivo educativo de primer orden, tanto para la familia como para la escuela infantil. Las relaciones con iguales son diferentes a las que puede establecer el niño con los adultos cuidadores y extraños. Supone el ámbito de las relaciones igualitarias, en las que ambos se reparten el poder y la iniciativa de igual a igual. En él suelen desarrollarse el juego creativo físico, en el que un niño aprende a dominar sus impulsos, ceder, asumir responsabilidades, intercambiar favores, compartir, actuar recíprocamente, tener en cuenta el punto de vista de otros y otras muchas habilidades sociales (Asher y Parker, 1991).
Por tanto, las relaciones con iguales suponen un ámbito relevante del desarrollo porque en ellas tienen lugar aprendizajes importantes de habilidades y conductas específicas que sustentan el comportamiento que es valorado como competente por agentes sociales de acuerdo a las normas y criterios propios de la vida social en la familia y la escuela. Estos aprendizajes, que se realizan en el seno de juegos y actividades socialmente compartidas con iguales en la escuela o contextos de ocio, son intrínsecamente distintos a los que se producen en el seno de las relaciones familiares de afecto y cuidado. Por ello, la interacción con otros niños puede ser un objetivo buscado por la educación familiar o escolar para ayudar a promocionar las competencias y habilidades sociocognitivas que se ponen en juego en estas relaciones. Como objetivo educativo se debe perseguir en edades tempranas, por dos motivos:
  • a) porque al igual que ocurre en otras habilidades cognitivas o lingüísticas, su desarrollo temprano permite que progresen otros aprendizajes que se sustentan en estas primeras adquisiciones.
  • b) porque una estimulación temprana puede tener efecto preventivo o correctivo para aquellos niños que presenten dificultades o inhabilidades iniciales para este ámbito, ya que el desarrollo, en estas primeras edades, es más permeable a la acción correctora o educativa."
TRIANTES TORRES, M. V. y INFANTE CAÑETE, L. (2003) Intervención temprana en la competencia social (págs. 155 - 174). En GÓMEZ ARTIAGA, A., VIGUER SEGUÍ, P. y CANTERO LÓPEZ, M.J.(Coords.) INTERVENCIÓN TEMPRANA. DESARROLLO ÓPTIMO DE 0 A 6 AÑOS. Madrid. Ed. Pirámide.


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