miércoles, 19 de marzo de 2008

Procesamiento para la producción de palabras (escritura).

"La lectura y la escritura se suelen presentar como unidades inseparables, asumiendo que cuando se escribe, alguien lo va a leer. Junto a esta relación funcional, existe una relación cognitiva, ya que los procesos que intervienen en la lectura son en buena parte los mismos que intervienen en la escritura. También se puede sostener que son actividades independientes ya que existen sujetos que tienen problemas con la escritura y no los tienen con la lectura, y viceversa (Bryant Bradley, 1980; Frith, 1984; Cuentos 1989); esto mismo lo han verificado con sujetos lesionados cerebrales (Patterson y Kay, 1982; Ellis, 1982; Coltheart, 1984). Existe la paradoja de que la mayor parte de los estudios en este campo han estado dirigidos a la lectura, olvidando en parte la escritura. Esto fundamentalmente ha sido por un problema metodológico, ya que resulta más fácil controlar experimentalmente los materiales relacionados con la lectura.
La escritura trata de representar a través de signos (letras) lo que se piensa. Para ello, se tiene que planificar lo que se quiere expresar en primer lugar a nivel conceptual y luego mediante la utilización de estructuras sintácticas y de un vocabulario adecuado.

Podemos indicar una serie de similitudes y diferencias entre la lectura y la escritura, como son que mientras en la lectura existe un contexto al que está referido el texto, en la escritura es el sujeto el que tiene que construir el propio contexto. Una diferencia básica es lo relativo al medio de comunicación, en la lectura se utilizan los rasgos prosódicos (pronunciación y acentuación) para facilitar las estructuras lingüísticas mientras que en la escritura se utilizan los signos de puntuación. En la lectura en voz alta se podría dar una interacción con un oyente mientras que en la escritura es menos probable, al menos no de forma simultánea. Respecto al mensaje es relevante el tema tanto en la lectura como en la escritura.

Resulta más fácil el aprendizaje del código alfabético, ya que se ha adquirido a través del lenguaje oral; a través de la modalidad auditiva se ha ido desarrollando un substrato neurológico que permite el uso de habilidades metalingüísticas necesarias para aprender a leer. Estas habilidades son necesarias para reflexionar tanto sobre aspectos fonológicos del lenguaje oral (por ejemplo, la conciencia fonológica) como sobre el escrito (por ejemplo, la conciencia general sobre usos, funciones, características formales,...), estas habilidades se desarrollan entre los 4 y los 8 años (Liberman y Shankweile, 1977; Scholl y Ryan, 1980, 1980; Jiménez, 1992).

Así pues, podemos decir que para acometer el aprendizaje del código alfabético, a través de la lectura y/o escritura, es necesario tener previamente desarrollado un nivel óptimo de lenguaje oral que permitan al sujeto el desarrollo de habilidades metalingüísticas, mediante las cuales reflexionará sobre los aspectos fonológicos de la lectura (también del lenguaje oral) así como sobre las características formales del lenguaje escrito.


GALVE MANZANO, J.L. (2007) Procesamiento para la producción de palabras (escritura). En EVALUACIÓN E INTERVENCIÓN EN LOS PROCESOS DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA. Sevilla: Editorial EOS.(Págs. 49 -50)

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Editado por pjic

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